jueves, 9 de julio de 2015
EL VALOR DE LOS MAESTROS
MAD MAX: FURIA EN LA CARRETERA (Mad Max: Fury Road, George Miller, Australia, 2015), con Tom Hardy, Charlize Theron, Nicholas Hoult, Hugh Keays-Byrne, Angus Sampson, Zoë Kravitz, Rosie Huntington-Whiteley, Nathan Jones, Riley Keough, Abbey Lee, Courtney Eaton, Josh Helman, Megan Gale, Melissa Jaffer, Stephen Dunlevy
VALORACIÓN: ***** (sobre 5)
La fuerza de un remake se mide en galones de gasolina. Eso es lo que debe pensar un tipo como George Miller. Un 'outsider' de la quinta de John Carpenter que debe haber llorado de la risa al ver como cineastas ¿de moda? actuales han fusilado, con el beneplácito de los grandes estudios, grandes clásicos de género, sin ir más lejos, podríamos poner de ejemplo ese Robocop mansito de José Padilha. Miller debió pensar: "Si has de hacer un remake, no mandes a un niño a hacerlo, hazlo tú mismo". Para todos, Mad Max: Furia en la Carretera es un puñetazo en toda la jeta de esta epidemia de 'remakeadores'/fusiladores sin escrúpulos.
Y así ha sido. George Miller, descolgado ya de brujas, aceites de la vida, cerditos (muy meritorios, todo sea dicho) y pingüinos animados, se vuelve a los inicios y traza un remake que nadie más habría sido capaz de rodar. Una bestia de 120 minutos forjada a fuego, chapa y gasolina. Rápida, furiosa, sin respiro, sin dar tiempo a pensar al espectador, sin darle tiempo a parpadear. Así, Miller crea su mejor Mad Max. Rechaza la infografía (o al menos nos lo consigue hacer creer) para abrazar el polvo, la grasa, la gasolina y la sangre. Nos ofrece un relato sucio como el de la trilogía original, pero corregido y aumentado para crear la 'road opera' DEFINITIVA. DEFINITIVA porque la amarán, tanto los puristas ochenteros, como las nuevas generaciones ávidas de experiencias al límite frente a la pantalla (en pocos casos el 3D ha sido mejor aprovechado). En fin, para mi, la película más icónica en lo que llevamos de siglo.
Como icónico resulta el Max creado por Tom Hardy. Cómo ha conseguido dotar de carisma un personaje tan simple, en principio, tan plano, simplemente con un puñado de gestos, hasta llegar a plantar cara a su álter ego de los 80 interpretado por Mel Gibson (me quedo con Hardy, Mel. I'm sorry). Este Max tiene más fuste, es más sólido y lo más importante a la hora de convertirte en icono: MOLAS MÁS QUE NADIE. No menos icónica es la Imperator Furiosa de Charlize Theron, sacando su lado hardcore, ese que nos puso los pelos de punta en Monster y del que nos enseñó algo en Prometheus. Personajes, igual que este, que van de un extremo emocional a otro, sin escala de grises. Y cómo no, HAIL TO IMMORTAN JOE!! El veterano Hugh Keays-Byrne (no lo olvidemos, el líder de la banda de malotes del Mad Max original) acude a la llamada de su colega George para echarle una mano y crear, junto a sus hermanos y sus hijos de ficción, a la mayor/mejor banda de villanos, cabrones e inmorales vistos en mucho tiempo.
En resumen, Mad Max es la mayor pasada que he visto en mucho tiempo, la justificación del precio de una entrada de cine y la mejor manera de pasar dos horas de puro entretenimiento. Miller, tú sí que sabes. Y John (Carpenter), ¿a qué esperas para rodar un 2020: Rescate en Washington? Ahí lo dejo.
George, te adoramos, óyenos.
ME GUSTÓ: TODO. Y pasármelo bomba, AÚN ME GUSTÓ MÁS.
NO ME GUSTÓ: Quedarme con las (putas) ganas de verla en 3D en pantalla grande.
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