sábado, 9 de mayo de 2020

APOTEOSIS BRIT

‘SNATCH (CERDOS Y DIAMANTES)’ (Snatch, Guy Ritchie, 2000). VALORACIÓN: ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️
Guy Ritchie ya apuntaba grandes maneras con su debut tras la cámara: ‘Lock, Stock and Two Smocking Barrels’, estrenada sólo dos años antes que la peli que nos ocupa. La evolución del director británico de una película a otra es asombrosa. Ritchie rueda una maravilla coral del “lumpen” londinense con prometedores nombres y otros consagrados. Cuánto le deben ahora los Jason Statham, Vinnie Jones o Stephen Graham a Ritchie, de los que este saca todo el jugo al igual que a los ya asentados Brad Pitt, Benicio Del Toro, Denis Farina... Si ‘Snatch’ no es una película perfecta, le falta poquísimo. El ritmo del film no es que sea el ideal, es que es único. Y visto con la perspectiva del tiempo, imitado hasta la saciedad con mayor o menor acierto en producciones posteriores. La manera adrenalítica, rompedora, inédita de rodar de Ritchie no te permite un respiro. Los 35mm. que puso de moda Spielberg en ‘Salvar al Soldado Ryan’ (Saving Private Ryan, 1998) no se podían aprovechar de mejor manera. Siempre pasa algo en pantalla. ¡Y cómo pasa! Todos y cada uno de los planos de la película valen la pena. Absolutamente todos los diálogos de la película son brillantes. Es una de las películas más divertidas y más disfrutables que he visto nunca. ‘Snatch’ es la versión corregida y aumentada de ‘Lock, Stock & Two Stocking Barrels’. La hermana gamberra de ‘Uno de los Nuestros’. Poco más de 100 minutos de pura diversión que pasan en un suspiro.
Después vendrían inmundicias como ‘Barridos por la Marea’ (Swept Away, 2002), trabajos notables de autor como ‘Revolver’ (2005) o ‘RocknRolla’ (2008) y contratos de estudio como las dos partes de ‘Sherlock Holmes’ (2009 y 2011), la muy notable ‘Operación U.N.C.L.E.’ (The Man From U.N.C.L.E., 2015), ‘El Rey Arturo: La Leyenda de Excalibur’ (King Arthur: Legend of the Sword, 2017) o ‘Aladdin’ (2019). Pero el nombre de Guy Ritchie siempre irá asociado al de ‘Snatch’. Su obra cumbre. Y la cumbre de una nueva y extraordinaria manera de ver el cine de gángsters.

viernes, 8 de mayo de 2020

ESPACIO Y CARNE


‘HIGH LIFE’ (Claire Denis, 2018). VALORACIÓN: ⭐️⭐️⭐️
‘High Life’ busca su lugar en ese nicho de la Ciencia-Ficción-Reflexión que tan buenas (y no tan buenas) obras nos han dejado estas primeras dos décadas de los 2000. Y en mi opinión, la visión de este género por parte de Claire Denis funciona de manera suficiente y se deja ver. La historia que nos plantea la veterana realizadora francesa es lo bastante original para evitar caer en el convencionalismo. Narrada en diferentes lapsos de tiempo, pero lo suficientemente bien estructurada, logra que el espectador no se pierda ni se salga de la trama. No es una película dinámica, ágil, que aunque sí que regala algún que otro pico de tensión, en ciertos pasajes puede resultar algo pesada. Aún así, dicha trama avanza en su conjunto con el ritmo suficiente para hacerla disfrutable. Si tuviera que ubicarla en un hipotético ranking cualitativo, lo haría entre la genial psico-claustrofobia de ‘Moon’ (Duncan Jones, 2009) y la lenta, plana y aburridísima ‘Ad Astra’ (James Gray, 2019). Es decir, para mí, no alcanza la excelencia de la obra de Jones, pero no cae en el olvidable tedio perpetrado por Gray. Aún así, me queda en el “debe” de su directora un final que de tan simple, me ha dejado bastante frío.
Del trabajo interpretativo, destacar el fantástico trabajo de Robert Pattinson, pilar maestro de la historia y responsable de que la película no caiga en el pozo de la medianía, ya que Juliette Binoche se gusta (literalmente) en exceso en muchos pasajes del film y el resto del reparto, incluyendo al personaje de Mia Goth (del que esperaba más, la verdad), pasa por delante de las cámaras de forma efectiva, pero bastante de puntillas.
Esa baza de Pattinson y una ambientación de escenario notable se convierten en la tabla de salvación de esta lúbrica historia de marginados espaciales, vestida de conflicto moral, que no cae en el olvido inmediato, pero que tampoco nos cambia la vida tras su visionado.

miércoles, 6 de mayo de 2020

DENTISTAS EN TRAMPOLINES



‘PURO VICIO’ (Inherent Vice, Paul Thomas Anderson, 2014). VALORACIÓN: ⭐️⭐️⭐️⭐️

Siempre me asaltan sentimientos contradictorios con Paul Thomas Anderson. Me parece un genio loco.
Toda su grandilocuencia esta vez esconde en ‘Puro Vicio’ ni más ni menos que una historia clásica del más puro cine negro, el de Raymond Chandler y Philip Marlowe. Aunque aquí, Chandler es Thomas Pynchon y Philip Marlowe un detectivucho fumeta con el rostro del (una vez más) brillante Joaquin Phoenix. La película, narrada en voz en off, prácticamente se puede leer. Anderson mezcla el monocromo de una historia sórdida con el vivo colorido de la psicotropía y el “nosense” del Los Ángeles de los últimos años 60. Pero hay que rascar mucho y tener mucha paciencia. A la ingente cantidad de nombres y personajes, como en toda buena novela negra que se precie, hay que sumar que el director, autor también del guión adaptado, se enroca en una deriva pantanosa a mitad de metraje no apta para espectadores impacientes, con escenas largas y cadenciosas, pero brillantes, marca de la casa. Esto gracias a un diseño de producción y a una ambientación que te hace tocar, oler... sentir aquella época. Para eso, Anderson es único. Te arranca los cinco sentidos y los pone a su servicio a base de imágenes tangibles y planos poderosos en pantalla, como el de esa última cena porreta y alucinógena, por ejemplo. En cuanto a las interpretaciones, componen esta ópera noir de nombres imposibles el ya nombrado Phoenix y su relación odio-odio con el pétreo y caricaturizado personaje de Josh Brolin, la irreconocible y tentadora Katherine Waterston, tres años antes de convertirse en ese sucedáneo de la teniente Ripley en ‘Alien: Covenant’, Benicio Del Toro en la forma contenida de su Dr. Gonzo de ‘Miedo y Asco en Las Vegas’ (Fear and Loathing in Las Vegas, Terry Gilliam, 1998) u Owen Wilson, convertido en una suerte de McGuffin viviente de la trama.
En definitiva, un relato onírico y tétrico a la vez. Una travesía que cambia de rumbo al antojo del autor sin previo aviso, traspasando la línea de la ida de olla que tanto tiempo ha estado pisando en sus anteriores obras.
‘Puro Vicio’ es un buen mal viaje.

lunes, 4 de mayo de 2020

MASS MEDIA


‘NETWORK: UN MUNDO IMPLACABLE’ (Network, Sidney Lumet, 1976). VALORACIÓN: ⭐️⭐️⭐️⭐️

Hay películas que, por su argumento, no pueden envejecer aunque quieran. ‘Network’ es un ejemplo brillante. Aparte de esto, y ante todo, la película de Lumet es una obra de actores. Casi una pieza teatral. La película está rodada casi íntegramente en interiores. Todos y cada uno de los intérpretes, protagonistas o no, merecerían una reseña individual. Los crepusculares William Holden y Peter Finch, la preciosa, pletórica y devoradora Faye Dunaway, Robert Duvall en plena velocidad de crucero interpretativa, el sufrimiento y la entereza de Beatrice Straight, la megalomanía de Ned Beatty... Todos ellos tienen al menos una escena para guardar en la retina.
Es una lucha de talento colosal y el espectador sale beneficiado. Hay escenas que están a otro nivel a escala actoral, que juegan en otra liga. Diálogos contundentes, despiadados, sobrecogedores y emocionantes. El cómo se convierte el reputado presentador en pelele sensacionalista es una historia atemporal, la historia de siempre. La historia de la televisión.
Cuando la parte final de ‘Joker’ (Todd Philips, 2019) te sorprenda, ponte ‘Network’. Hizo lo mismo hace 43 años.